viernes, 2 de octubre de 2009

Cuando el cuerpo permanece.

Situaciones comunes nos suceden a diario. Ellas pasan desapercibidas porque estamos “acostumbrados” a que ocurran. Otras pasan y nos parece hermoso (un saludo, un beso, un buen apretón de manos, un libro regalado, un plato de comida común, pero bonito al servirlo, etc.)
Cuando suceden otros hechos que no estamos acostumbrados, el latir del corazón se acelera, por ende nuestra pulsación también y nace una pregunta: “¿esto puede ser?”,
“¿cómo es posible?”
En un artículo anterior, publiqué algunas características de un hombre (Ratan Manek) que solo vive por la energía del sol y, cuando manifiesto esto, las personas hicieron las mismas preguntas.
Esta vez me refiero a aquellas personas que vivieron entre nosotros, realizaron gestos, escribieron y sintieron muchas cosas, pero a favor de los demás. Llegado el momento de morir, el paso a otro estado de la materia, en ellos se presentó algo que no estamos acostumbrados, pero es una realidad: su cuerpo quedó incorruptible sin pasar por el proceso “normal” de putrefacción.
Este artículo solo quiere provocar la reflexión y el cambio por una vida mejor ahora. Solo eso.
Si deseas profundizar, te dejo el siguiente link:
http://www.youtube.com/watch?v=7JxdzUt7OS0

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