Dialogando con una joven esta semana, me encontré con la grata noticia que ella visitaría a su papá. Además que lo iba a atender (ella vive en Santiago de Chile y su papá en Quito – Ecuador) como tantas hijas que hacen lo mismo, se sentía contenta por poder hacerlo.
Ante este ejemplo concreto, podemos visualizar (te invito para eso también junto conmigo) esos encuentros entre dos personas:
1. Abrazando: Este gesto les permitirá manejar de mejor forma sus emociones, se fortalecerá su autoestima (si ella me visita, me siento contento y vivo más contento después porque me deja con mi autoestima alta), seguramente les estimule a celebrar aquel encuentro con una comida, un jugo natural con ricas frutas ecuatorianas; se sentirán acompañados.
2. Escuchándose: Tanto su oído como el cuerpo en general, estarán dispuestos para ello; se desarrollará su empatía de forma natural, sin fuerza, desarrollará su atención por el(la) otro(a) que está próximo(a).
3. Entregando cariño: Aquí sirve todo su ser. Deja que fluya y no te dediques a pensar (¿cómo le digo que lo quiero, que lo amo?), solo siente y entrega.
¡Vamos, tú puedes sentirlo y hacerlo!
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