En un artículo anterior, les comentaba sobre los beneficios que podíamos sacar a nuestras glándulas endocrinas si le entregábamos cariño.
Pues ahora vamos directamente a las otras glándulas llamadas exocrinas.
En general sirven para sacar o llevar afuera de nuestro cuerpo los productos secretados por el.
Vamos con algunas de ellas: las glándulas salivales preparan el bolo alimenticio en el comienzo del proceso digestivo. Varias veces hemos dicho la expresión “se me hace agua la boca” al ver un trozo de comida muy apetitoso, allí aparece la acción de esta glándula.
Las glándulas sebáceas nos ayudan a lubricar la piel y protegerla. Se siente de manera patente cuando colocamos los dedos en el cuero cabelludo y observamos que aquellos están húmedos, no tan solo por la transpiración.
Las glándulas sudoríparas nos entregan un elemento ácido que pone un límite a la aparición de bacterias.
Las glándulas lagrimales te ayudan para eliminar el polvo que caiga en tus ojos, entre otras funciones.
Las glándulas mamarias nos entregan su producto cuando somos bebés.
El páncreas es una glándula muy grande y sirve para segregar enzimas digestivas.
A cada una de ellas las podemos ayudar con una alimentación rica en vitaminas y minerales. Por supuesto que el agua es fundamental para el trabajo de cada una de ellas. Estas glándulas se pueden sentir casi directamente con nuestros sentidos. Las podemos limpiar también.
Como pueden observar, éstas glándulas están más expuestas, de allí su nombre en general (exocrinas).
Ahora solo nos queda alimentarnos mejor de acuerdo a tu edad, raza, herencia genética, tu ámbito social en el que te vives, etc.
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