Compartiendo este fin de semana con una familia, me encontré con el Bastián (hijo menor) y me mostró su peluche que cargaba.
Se llama Meme me dijo. ¡Qué bien!
Le dije ¿cuántos años está contigo? Siete añitos, es mi amigo.
Veo que tu amigo está algo estropeado. Si tiene razón. Le voy a hacer unos transplantes de oreja, ojos y aún no se lo demás, para que quede muy bien.
Los peluches si bien uno los ve como solo juguetes, forman parte importante en la vida de cualquier persona.
Un grupo de soldados en la década de los noventa, luego de cuatro meses sin ver ni estar con su familia, cayeron en depresión. La alternativa más certera fue pasarles un peluche. Al cabo de tres a cuatro meses, la depresión disminuyo en aquel lugar.
Es un aliciente interesante el peluche en los siguientes casos por ejemplo:
1. Cuando te cambias de casa: Los responsables de armar las cajas, pongan en una de ellas las cosas más queridas del niño o niña, en este caso el peluche. Esa caja debe ir con el nombre del juguete por ejemplo. Ese efecto de sentir algo mío en una nueva casa, me evita una depresión tanto por el cambio como por el nuevo lugar.
2. Cuando existe el síndrome de muerte súbita: Algunos niños tienen este síntoma, en este caso se debe evitar la presencia de un peluche al lado de ellos.
3. Para una tomografía o resonancia magnética: Es mejor llevar este tipo de juguetes para que solo esté pendiente del peluche y no tanto del examen que le van a tomar.
4. El duelo de una mamá o papá: Cuando ha fallecido la hija o hijo, a sus papás les favorece tomar el peluche con el cual jugaba, así logran un poco ponerse tranquilos.
5. Para prevenir pesadillas: Los niños se sienten con seguridad al dormir si tienen su objeto preferido al lado.
6. En el momento de las vacunas: En este caso, recuerdo mi infancia cuando a los seis años me colocaron una vacuna y me dijeron antes de: “Vas a mirar ese paisaje que te dibujamos en la pizarra mientras te colocamos una vacuna”. En la pizarra había una laguna con una pata y sus patitos. Ese ejemplo como el tener junto al niño su peluche, distraen la atención y se logra el objetivo.
7. Cuando se van a dormir: Muchas niñas o niños tienen la necesidad de llevar consigo el peluche. Es el olor que han impregnado en el juguete que los hace necesariamente tenerlos consigo. Otros lo necesitan porque sienten el olor de su mamá quien a su vez, sin quererlo impregnó su aroma físico en ello.
Algunas consideraciones más:
a. Cuando hay una falta de cariño, el peluche es el que llena ese vacío.
b. Cuando se está en soledad, el peluche llena ese vacío.
c. Cuando se tiene depresión, el peluche te ayuda a estar pendiente de él.
Estas son algunas de mis propuestas que, si las tienes a bien practicar, los beneficios solo los sentirás tú y, por ende, las personas que te rodean también.
Se llama Meme me dijo. ¡Qué bien!
Le dije ¿cuántos años está contigo? Siete añitos, es mi amigo.
Veo que tu amigo está algo estropeado. Si tiene razón. Le voy a hacer unos transplantes de oreja, ojos y aún no se lo demás, para que quede muy bien.
Los peluches si bien uno los ve como solo juguetes, forman parte importante en la vida de cualquier persona.
Un grupo de soldados en la década de los noventa, luego de cuatro meses sin ver ni estar con su familia, cayeron en depresión. La alternativa más certera fue pasarles un peluche. Al cabo de tres a cuatro meses, la depresión disminuyo en aquel lugar.
Es un aliciente interesante el peluche en los siguientes casos por ejemplo:
1. Cuando te cambias de casa: Los responsables de armar las cajas, pongan en una de ellas las cosas más queridas del niño o niña, en este caso el peluche. Esa caja debe ir con el nombre del juguete por ejemplo. Ese efecto de sentir algo mío en una nueva casa, me evita una depresión tanto por el cambio como por el nuevo lugar.
2. Cuando existe el síndrome de muerte súbita: Algunos niños tienen este síntoma, en este caso se debe evitar la presencia de un peluche al lado de ellos.
3. Para una tomografía o resonancia magnética: Es mejor llevar este tipo de juguetes para que solo esté pendiente del peluche y no tanto del examen que le van a tomar.
4. El duelo de una mamá o papá: Cuando ha fallecido la hija o hijo, a sus papás les favorece tomar el peluche con el cual jugaba, así logran un poco ponerse tranquilos.
5. Para prevenir pesadillas: Los niños se sienten con seguridad al dormir si tienen su objeto preferido al lado.
6. En el momento de las vacunas: En este caso, recuerdo mi infancia cuando a los seis años me colocaron una vacuna y me dijeron antes de: “Vas a mirar ese paisaje que te dibujamos en la pizarra mientras te colocamos una vacuna”. En la pizarra había una laguna con una pata y sus patitos. Ese ejemplo como el tener junto al niño su peluche, distraen la atención y se logra el objetivo.
7. Cuando se van a dormir: Muchas niñas o niños tienen la necesidad de llevar consigo el peluche. Es el olor que han impregnado en el juguete que los hace necesariamente tenerlos consigo. Otros lo necesitan porque sienten el olor de su mamá quien a su vez, sin quererlo impregnó su aroma físico en ello.
Algunas consideraciones más:
a. Cuando hay una falta de cariño, el peluche es el que llena ese vacío.
b. Cuando se está en soledad, el peluche llena ese vacío.
c. Cuando se tiene depresión, el peluche te ayuda a estar pendiente de él.
Estas son algunas de mis propuestas que, si las tienes a bien practicar, los beneficios solo los sentirás tú y, por ende, las personas que te rodean también.
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