Hoy miércoles tuve la linda posibilidad de asistir a un hogar donde hay una familia común y corriente (viviendo un duelo, problemas económicos, cuidando a un nieto, varios integrantes tienen habilidades artísticas, se preocupan de la abuela, etc.), donde habitan el dueño de casa, su señora, su hijo, un nieto y una perra, en la comuna de Pudahuel (lugar de charcos o de aguas).
La dueña de casa me salió a encontrar como a dos cuadras desde su hogar; ella tiene problemas con su vista, pero igual se dio ganas para salir (elemento interesante para cualquier persona que quiere salir adelante, darse ánimo).
Su hijo de veinte años, tiene habilidades artísticas preciosas y atiende a su abuela con cariño.
El nieto es un niño en constante movimiento y ello le permite a la familia completa estar recibiendo mucho cariño, mucha energía por parte de este pequeño que se mueve y mueve por todos lados.
La dueña de casa tiene depresión por duelo y otras variables sociales. Aplicado un cuestionario de catorce preguntas, arrojó 12 positivas, es decir, características que son propias de una persona con depresión.
Ella tiene unas lindas manos para bordar y hacer cuadros en tela con hilos y lanas, mirando una foto o cuadro pintado. Tiene además una actividad espiritual que le favorece llevar de mejor manera su dolencia.
Le faltaba beber más agua, algunas hierbas medicinales en infusión, porciones de ensaladas en su almuerzo y frutas.
Compartimos una taza de té con galletas, mirando unas fotos de un funcionario de Carabinero (este último ya fallecido).
Les escribo esta experiencia porque en el mundo que vivimos, es verdad que se necesita dinero para estar algo mejor. Mi propuesta va a que seamos capaces de invertir en cariño. Póngale un denominativo a ese valor: cariñopeso, euroamor, amordolar, unidad de cariño (uc) en vez de unidad de fomento (UF), etc.
En esta familia como tantas otras deben seguir invirtiendo en cariño para que los problemas se enfrenten de otra manera, con otra actitud.
La dueña de casa me salió a encontrar como a dos cuadras desde su hogar; ella tiene problemas con su vista, pero igual se dio ganas para salir (elemento interesante para cualquier persona que quiere salir adelante, darse ánimo).
Su hijo de veinte años, tiene habilidades artísticas preciosas y atiende a su abuela con cariño.
El nieto es un niño en constante movimiento y ello le permite a la familia completa estar recibiendo mucho cariño, mucha energía por parte de este pequeño que se mueve y mueve por todos lados.
La dueña de casa tiene depresión por duelo y otras variables sociales. Aplicado un cuestionario de catorce preguntas, arrojó 12 positivas, es decir, características que son propias de una persona con depresión.
Ella tiene unas lindas manos para bordar y hacer cuadros en tela con hilos y lanas, mirando una foto o cuadro pintado. Tiene además una actividad espiritual que le favorece llevar de mejor manera su dolencia.
Le faltaba beber más agua, algunas hierbas medicinales en infusión, porciones de ensaladas en su almuerzo y frutas.
Compartimos una taza de té con galletas, mirando unas fotos de un funcionario de Carabinero (este último ya fallecido).
Les escribo esta experiencia porque en el mundo que vivimos, es verdad que se necesita dinero para estar algo mejor. Mi propuesta va a que seamos capaces de invertir en cariño. Póngale un denominativo a ese valor: cariñopeso, euroamor, amordolar, unidad de cariño (uc) en vez de unidad de fomento (UF), etc.
En esta familia como tantas otras deben seguir invirtiendo en cariño para que los problemas se enfrenten de otra manera, con otra actitud.
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