viernes, 31 de octubre de 2008

Las alergias.


Durante esta mañana de primavera, me correspondió atender a una joven mujer que se presentó con sus síntomas de alergia.
Le consulté si sabía a qué era esa alergia. Su respuesta fue: al polvo y al polen.
Le indiqué que se sentara de manera cómoda y además le pedí que me pasara su mano derecha. Allí comencé a darle masajes rotatorios a cada una de las partes de su extremidad superior derecha.
Sus reacciones comenzaron por mostrar un alivio desde el punto de vista tensional (que se observa en el dedo pulgar), luego en los cuatro dedos siguientes.
Ella mientras tanto seguía con el desarrollo de la mucosidad. Además una molestia focalizada en la muñeca de su maño. Era otra señal de molestia en otro órgano de su cuerpo (indicándole el lugar exacto de la dolencia)a lo que ella asintió con su cabeza de manera afirmativa. Indicó ella que estaba en tratamiento por aquello.
Luego seguí con la extremidad superior izquierda. Totalmente distinta fue su reacción, la mano estaba más relajada y menos pensionada.
Habían pasado 20 minutos de la sesión cuando le consulté: “Y tu alergia ¿parece que desapareció? Ella una vez más asintió con su cabeza.
Le indiqué que uno de los caminos para aliviar las molestias que provoca las alergias es justamente relajándose y, en lo posible, recibir masajes como los antes descritos.
La primavera tiene sus partes hermosas y también presentes ¡estas alergias!

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