Tres a cuatro veces a la semana me encuentro con situaciones que merecen ser llamadas “locas y lindas”:
- Una mujer que adopta a una niña porque quiere amar.
- Un esposo que se desvela por su esposa que cruza un momento intenso de salud y que no deja dormir a toda la familia.
- Una mujer que decide albergar a una mujer con esclerosis múltiple y la atiende por medio año en su hogar.
En la libertad que tiene cada individuo en su vida, decide el camino a recorrer. El sentirse libre le permite tomar decisiones a cada momento. Estas parecen algunas veces como una locura (ejemplos antes mencionados).
El concepto de belleza es tan relativo que nos lleva a enmarcar acciones en personas. Son los actos que hacen bella a una persona.
La locura es un concepto que durante la historia se ha relacionado con problemas mentales; en el actual siglo XXI y en Chile, las enfermedades mentales o problemas de salud mental siguen creciendo y aquello no significa que estemos locos.
La locura es la acción de quien desea y hace uno o varios gestos precisamente por cariño hacia la persona que está cercana (el prójimo).
Algunos escritores a través del tiempo han marcado este concepto con las siguientes frases:
- “Todos son locos, pero el que analiza su locura, es llamado filósofo” (Ambrose Bierce).
- “Prefiero una locura que me entusiasme a una verdad que me abata” (Christoph Wieland).
- “Una vez al año es lícito hacer locuras” (San Agustín).
- “Un loco enamorado sería capaz de hacer fuegos artificiales con el sol, la luna y las estrellas, para recuperar a su amada” (Johan Wolfgang Goethe).
Parece que las tres “L” libre, lindo(a) y loco(a) vale la pena practicarlo.
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