domingo, 7 de septiembre de 2008

Aprendiendo de hormigas.

Durante los primeros tres meses de este año 2008, muchas personas a través de los medios de comunicación social, indicaban que este año sería un año seco y las consecuencias se estaban sintiendo en gran parte de la Zona Central de Chile.
Autoridades del Estado chileno se movilizaban a distintos lugares de dicha zona para indagar en terreno lo que estaba pasando con la tierra que se estaba secando.
Mientras tanto observaba a las hormigas que se movían mucho en su trabajo y le consulté a la gente que trabaja en jardines y en el campo: “¿Qué opina usted sobre la posible sequía que se avecina, si las hormigas están trabajando tanto y una gran cantidad de ellas?”.
Su respuesta fue categórica: “No va a pasar nada, el invierno será lluvioso, si es cosa de mirar a las hormigas como están trabajando”.
Llegamos a la época de otoño y empezaron las lluvias. Se desbordaron ríos y canales; por efecto del volcán Chaitén, se corrió el cauce de un río y se dividió la ciudad del mismo nombre; se desbordó un río en la Séptima región de Chile, llenando de agua a muchas casas, y lo último fue en la Novena región de Chile. Allí se perdieron sembradíos y animales, casas y enseres domésticos.
Las hormigas tenían razón y trabajaron como ellas lo saben hacer.
Por otra parte, se presentó una carta que lleva por nombre “Danos hoy el agua de cada día”, escrita por el Obispo Luis Infanti De La Mora, el día lunes 1 de septiembre de 2008.
La carta invita y entrega sugerencias para cuidar y usar de mejor manera este recurso hídrico.
Bajo el método Ver, Juzgar y Actuar, se dan a conocer una serie de elementos muy precisos del cómo se está tratando el tema sobre el agua aquí en Chile.
Se considera a la tierra como un don y al agua como un valor.
El agua tiene un valor biológico, social, simbólico y espiritual, artístico y ecológico.
Indica además una serie de acciones a nivel personal y familiar (20), a nivel comunitario (15), acciones a nivel eclesial (18), acciones a distinto nivel (22).
Como hormiga trabajando para que nuestra agua, ¡Sí! dígalo fuerte, nuestra agua siga siendo cuidada por nosotros. Con ella vivimos y, sigamos como hormiga trabajando.

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