Diez días atrás, estuve cosechando ortiga del patio de una señora amiga por más de 30 años, pues fui a ayudarle un poco en la poda de sus hierbas, y me encontré con la ortiga.
A los días después, tratando de dormir la siesta, aparece la tos, molestando a cada rato, decidí buscar la cosecha del día anterior, tomé unas cuantas hojas, las lavé y me dediqué en una olla con agua, a darle un hervor durante cinco minutos. Pasé el agua por un colador, enfriar un poco, le agregué hierba mate, azúcar y listo.
¡Qué agradecido estoy de esta hierba que pica, pica por fuera, pero alivia por dentro!.
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