
Si primero nos relajamos, luego nos ponemos a mirar con detención aquello que nos rodea: cada uno de los integrantes de nuestra familia (sus bondades, sus esfuerzos, sus gestos bonitos por mi persona o hacia los otros integrantes de la familia); los objetos regalados con "cariño"; nuestras mascotas; nuestras plantas y jardines; aquellas personas que viven fuera del hogar y nos aman tanto, nos damos recién cuenta que tenemos cosas lindas que disfrutar.
¡APROVECHEMOSLAS!
Están ahí para eso y también para compartirlas.
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