domingo, 25 de mayo de 2008

Mascar… ¿para qué?

Algo tan normal, tan de cerca, tan común, que pasa desapercibido es el mascar. Para las personas que le faltan piezas dentarias no es tan así.
El mascar tiene importancia en la medida que usted que lee este artículo le otorga.
Si le sirve solo para comer, es una opción libre.
Si le sirve para entretenerse, es otra opción libre.
Si le sirve sanarse o sentirse mejor, es otra opción libre, de voluntad e inteligente.
Tanto el estómago como el tubo digestivo, se preparan muy bien para recibir el bolo alimenticio. Cuando la persona muerde algo, de inmediato aquellos órganos mencionados anteriormente comienzan a trabajar en el proceso digestivo.
Si la persona solo tiene una goma de mascar, ese proceso genera una sensación de vacío y es por el solo hecho de no mandar nada al estómago.
Veamos la parte positiva también.
Existen estudios que proponen mascar chicles luego de una operación de colon para acortar la estadía en el centro de atención hospitalaria. Aquella propuesta no tiene ninguna contraindicación, es inocua para el organismo.
Te animo a mascar con sentido.
Las enfermedades internas comienzan en tu boca y cerebro.
Cerebro pues debes aplicar tu inteligencia para saber antes de comer lo que ingresará a tu boca. Y tu boca tiene la función de morder y mascar. ¿Cuántas veces mascas antes de deglutir?
Lo normal para la gente es entre seis a ocho veces. Aquí aparece algo raro: hay que realizarlo 25 veces.
Nuestros pueblos originarios (quechuas por ejemplo) mascan la hoja de coca para alimentarse (no la degluten).
Nosotros que habitamos la urbe, podemos mascar tallos de trigo. ¡Sí! es verdad.
Puedes colocar unas semillas de trigo y sus brotes (5 a 6 centímetros) cortarlos y mascarlos, aquella acción de morder te alimenta también.
¡Vamos! Puedes mejorar tu estado de vida mascando mucho más y aliviando el trabajo para tu estómago, intestinos, colon, etc.

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