martes, 19 de febrero de 2008

Un perro en casa.


Geográficamente hablando, nos ubicamos en la Quinta región de Chile, Viña del Mar, sector del templo de San Benito.
Allí me encontré con un perro que tiene cinco años, en abril cumplirá los seis.
Me recibió con sus ladridos y moviendo la cola.
La caseta donde vive, tiene un origen distinto, ya que el exigió cambiarse porque no podía observar a las personas que llegaran a la casa o pasaran por la calle.
Allí en la entrada se ubica, pero cuando ingresan las personas al hogar, el se va a la ventana que da al dormitorio de su amo y se acuesta para acompañarlo a la distancia, pues tiene una enfermedad de nombre amiloidosis, con su compañía le alegra, le cuida su casa y juega con su amo. Cuando aparece en la puerta, este perro de nombre Roco Moraga Lastra, comienza por sentarse frente a él, le ladra y le estira su mano derecha para estrecharla con su dueño.
A Roco le gusta mucho que jueguen con el; que le lancen objetos para ir a buscarlos; muerde pedazos de madera, de pan duro, ubicándose detrás de unas ligutrinas o plantas ornamentales que tiene la dueña de casa; cuando le dan permiso para ir a la calle, corre de un lado a otro. Es un perro encantador.
Con respecto a la amiloidosis, es un trastorno físico; las fibras de las proteínas se ubican en algunos órganos y les causan daño.
¿Cómo se manifiesta?
Puede ser con sangramiento en la lengua, nariz, corazón, cerebro, etc.
En el sistema respiratorio, óseo, en la piel, sistema muscular, etc.
Desde luego que el Roco aquí ha jugado un papel interesante pues con su presencia atrae risas y juegos.

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