martes, 19 de febrero de 2008

Un perro en casa.


Geográficamente hablando, nos ubicamos en la Quinta región de Chile, Viña del Mar, sector del templo de San Benito.
Allí me encontré con un perro que tiene cinco años, en abril cumplirá los seis.
Me recibió con sus ladridos y moviendo la cola.
La caseta donde vive, tiene un origen distinto, ya que el exigió cambiarse porque no podía observar a las personas que llegaran a la casa o pasaran por la calle.
Allí en la entrada se ubica, pero cuando ingresan las personas al hogar, el se va a la ventana que da al dormitorio de su amo y se acuesta para acompañarlo a la distancia, pues tiene una enfermedad de nombre amiloidosis, con su compañía le alegra, le cuida su casa y juega con su amo. Cuando aparece en la puerta, este perro de nombre Roco Moraga Lastra, comienza por sentarse frente a él, le ladra y le estira su mano derecha para estrecharla con su dueño.
A Roco le gusta mucho que jueguen con el; que le lancen objetos para ir a buscarlos; muerde pedazos de madera, de pan duro, ubicándose detrás de unas ligutrinas o plantas ornamentales que tiene la dueña de casa; cuando le dan permiso para ir a la calle, corre de un lado a otro. Es un perro encantador.
Con respecto a la amiloidosis, es un trastorno físico; las fibras de las proteínas se ubican en algunos órganos y les causan daño.
¿Cómo se manifiesta?
Puede ser con sangramiento en la lengua, nariz, corazón, cerebro, etc.
En el sistema respiratorio, óseo, en la piel, sistema muscular, etc.
Desde luego que el Roco aquí ha jugado un papel interesante pues con su presencia atrae risas y juegos.

domingo, 10 de febrero de 2008

jueves, 7 de febrero de 2008

Comiendo en China.

Si bien estamos en el 2008, mi experiencia la tuve directamente el año 2006, cuando los habitantes de ese país muy grande, estaban celebrando el año del perro.
El primer día que estuve en Beijing, quedé pasado a aceite quemado. Según yo con una ducha bastaba, pero después de once días recorriendo y comiendo en China, llegué a Santiago y me demoré dos días en sacarme el olor de sus comidas (jajajajaja).
En la feria que visité ese día 30 de enero, me encontré con alguno de los platos que consumían ellos: alacranes y ciempiés fritos en brochetas.
Luego me encontré que las familias consumían caña de azúcar cocidas, que medían como dos metros. El papá tomaba el producto, lo partía en sus piernas, aún caliente, y lo entregaba en partes iguales a cada uno de los integrantes de su familia. Lo mordían, comían y escupían al suelo lo que les restaba en su boca (fibra de azúcar).
Cuando estuve en Cantón, había que preguntar seguro qué íbamos a comer. Con una sonrisa en la boca el guía nos decía que en esa provincia “se come todo lo que tenga patas, menos las mesas y las sillas”. Las ratas por ejemplo son criadas por la propia familia.
Se usa mucho las carnes blancas: aves, peces, etc.
Por supuesto que comí pato Pekín. Había otros platos, como el Cerdo agridulce, Chaw Fan o arroz frío (los tres primeros días, aceptaba que me pusieran una porción pequeña de arroz frío, pero como bueno para comer, al cuarto día les pedí un plato para mí solo).
Esta también el pollo Szechuan, el pollo al jengibre, pollo con diente de dragón, el pollo Shanghai, la carne Mongoliana.
A propósito de esta última gran ciudad, me encontré con el Shen Jian Bao. Este plato me lo observé cuando salí a caminar por algunas calles de Shanghai, junto con el consabido olor a frituras por todas partes. Es como el desayuno del trabajador que, antes de llegar a su trabajo, lo consume al paso.
Son costumbres gastronómicas de ellos que pude saborear en vivo y en directo, no todas por supuesto.
Interesante experiencia.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Una tarde con las abejitas.

El fin de semana pasado (2 y 3 de febrero), me fui a un lugar llamado Popeta, que queda a 15 kilómetros de Melipilla, camino a Rapel.
Era una instancia para compartir con mi grupo de reikistas.
Allí me encontré con las bondades que provocan los productos fabricados por nuestras hermanas menores: las abejitas.
La historia comienza por el año 1997, cuando la señora Isabel Orellana, dueña de la parcela, decide irse de la ciudad de Santiago a la zona rural de la Región Metropolitana.
Se encontró con una parcela de rulo, espinos y pasto amarillo (por la sequedad). Entonces, junto a su hijo Carlos Monsalves, deciden darle un cambio brusco al lugar y comienzan a trabajar juntos en el terreno.
Herramientas a la mano, esfuerzo, calor (tanto humano como del sol), fueron los ingredientes para cambiarle la fisonomía al lugar.
Compraron algunos árboles pequeños (ornamentales como frutales), ingresaron animales domésticos, flores de variados colores y las tan apreciadas abejitas.
Para vivir de manera permanente, tuvieron que construir su casa (si le vieran las manos de la señora Isabel).
Como estaban cerca de un estero (una cuadra y media), decidieron construir además, una piscina cuya profundidad máxima es de 1,80 metros.
Es una parcela ubicada en la localidad de Popeta, perteneciente a la comuna de Melipilla, Región Metropolitana.
Comenzaron a trabajar luego con las abejas, buen ejemplo sacaron de ellas, pues se asociaron a una red apícola para compartir experiencias y dar a conocer sus productos. También tiene la linda posibilidad de recibir a familias para que puedan disfrutar de las bondades de su parcela 162-A, ubicado en el sector 4 de Popeta.
Bajo el nombre comercial de “Colmenares APIFRUT”, las personas llegan hasta el lugar para encontrar un bello paisaje, junto a su piscina, comer ricos productos de la zona y preparados por la misma señora Isabel; conocer más de su granja apícola, recibir charlas de carácter educativo y aliviar sus dolencias consumiendo los subproductos de la miel, consiguiendo energía y salud para su cuerpo.
¿Cuáles son sus productos?
Cremas, talcos, jabones, jalea real, aceite de joroba, etc.
Sra. Isabel ¿qué se logra con esto?
Mucho, pues con este trabajo de las abejitas, usted puede cicatrizar heridas, llagas, quemaduras, etc.
¿Cómo podemos contactarnos con usted?
Ahora es más fácil, con esto del Internet y la telefonía móvil; puede hacer consultas a los fonos (celular): 09-2990665 09-8184618 y mi correo electrónico es apifrut@hotmail.com
“Vengan no más, Colmenares APIFRUT les ofrece vida sana con productos de la colmena a su mesa”.
¡Muchas gracias señora Isabel!
Como pueden observar, además de relajarme, pude tener una experiencia directa con las abejitas.

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martes, 5 de febrero de 2008

domingo, 3 de febrero de 2008