miércoles, 15 de agosto de 2007

Descanso activo en medio del trabajo.

El solo escuchar o leer la palabra descanso, me produce un cierto alivio.
Sin embargo dada la realidad que existe por cumplir con nuestras necesidades básicas, el trabajar se necesita:
“La verdad es que este verbo, a pesar de su amable nombre, a veces implica duro esfuerzo, agria polémica y más de un sinsabor. Así sucede, en efecto, a nivel personal, comunitario y social”.Fray Nelson Medina. O.P.
Si recorremos nuestro país, observamos que nuestros habitantes con o sin trabajo, tienen un nivel de estrés elevado. Es una realidad que, de no ser enfrentada, los avances no se producen, se anda lento y, como escribiera alguna vez Adolfo Kolping: “Con ánimo rebozante y alegre entreguémonos a nuestro trabajo, aún cuando este parezca insuperable”.
Siempre con las personas que observo en cada encuentro diario, les digo que las herramientas para estar mejor, están al alcance de su mano. Así de conscientes de nuestra realidad, puedo enfrentar cada día de mejor manera. Recordemos a Horacio que dijo: “El placer que acompaña al trabajo pone en olvido a la fatiga”.
Durante el año 2004 la Directora del Trabajo María Ester Feres, daba cuenta de los efectos negativos que traía una jornada laboral muy prolongada (diario La Nación, Agosto 25 de 2004), por lo tanto hay que estar cada día superando aquellos efectos negativos.
“Amar a la vida a través del trabajo, es intimar con el más recóndito secreto de la vida” Khalil Gibran.
Mis sugerencias van en dirección a estar trabajando, dándose descansos activos de manera que no se de tiempo para desconcentrarse de lo que se hace, todo lo contrario fortalecerse para estar mejor a diario. La duración de tal actividad no va más allá de cuatro o cinco minutos. Es solo un momento, “el descanso pertenece al trabajo como los párpados a los ojos” (Rabindranath Tagore) y P.C. Jagot agrega: “Saber detenerse, ¿hay algo que requiera mayor atención?
Algunas propuestas:
Realizar elongaciones, dependiendo de las extremidades que se están utilizando o no: piernas, brazos, antebrazos, etc.
Escuchar música incidental.
Encender un incienso, consultando a sus pares si alguien es alérgico o molesto tal elemento
Hablar de algún sentimiento que aflore con una persona cercana en el momento de su trabajo.
Renuncie ahora aquello que le molesta en algún instante.
Encienda una vela del color que le guste más.
Levántese del lugar donde esté ubicada(o) y mírese su rostro en un espejo: SONRIA.
¡Acéptese! Tal cual es.
Escuche o cuente un chiste o dos si quiere; recuerde, es un momento para distraerse solamente durante su trabajo.
“Debes convencerte de que es inevitable rodar muchas veces cuando se sube. El secreto de subir no está en no caer, sino en no permanecer caído. O perseveras subiendo o perseveras caído. Escoge” (Luis J. Actis).
Controle su proceso de respiración a través de la inspiración por la nariz y expire por la nariz o boca (tres veces) y piense en la siguiente frase: “Como un niño en brazos de su mamá, así de tranquilo está mi corazón” (Salmo 131,2).
Recuerde a un ser querido o amado y envíele a la distancia más cariño, más amor.
Lea una meditación pequeña y eleve sus esperanzas.
Asome su cabeza por una ventana y mire el cielo, las nubes o el sol; “Cuando he estado trabajando todo el día, un buen atardecer me sale al encuentro” (Johann Wolfgang von Goethe).
“Cada día hemos de renovar nuestro propósito, como si hoy fuese el primer día de nuestra conversión” (Kempis).
“El ejercicio, lo mismo que la música y la lectura, elimina los restos de salvajismo que todos llevamos dentro” (Octavio Colmenares).

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