jueves, 25 de octubre de 2007

Atención espiritual al enfermo.


Cada persona enferma necesita atención tanto física como espiritual.
Es por ello que se están formando centros de atención espiritual al paciente.

Para el jefe de la Unidad de Acompañamiento Espiriritual del Ministerio de Salud, José Alvear: "es importante destacar el trabajo que esta instancia ha realizado desde 2003 fortaleciendo las instancias de acompañamiento espiritual y de los equipos de salud, integrando el tema a los lineamientos que dirigen la atención integral de salud de la población.
La integralidad de la atención a los pacientes hoy incluye su dimensión espiritual, y así lo han comprobado los agentes que visitan, escuchan, consuelan y acompañan enfermos, siendo testigos directos de los beneficios físicos y espirituales que les significa una apropiada atención religiosa. El éxito de programa ha sido tal, que el Ministerio de Salud creó la Unidad de Acompañamiento Espiritual, que se inserta dentro de la Red Asistencial de Salud.
Las iniciativas locales han dado origen a voluntariados, grupos organizados para el ejercicio del culto religioso, o bien, a organizaciones de carácter solidario que realizan labores de acompañamiento durante la hospitalización o de vínculo con la familia de las personas hospitalizadas.
Estas acciones se enmarcan dentro de la prioridad otorgada por el Ministerio de Salud a la humanización del trato y la calidad de la atención, y están en clara sintonía con el interés especial por parte de las iglesias por acompañar a quienes más sufren".
Es una de las tareas que hice parte de mi vida, atender a la persona, como yo llamo "Personas enfermas no declaradas".

jueves, 18 de octubre de 2007

Su cuerpo se le agradecerá y su descendencia también.

Normalmente desde que nacemos, nuestros seres queridos desean que el nuevo ser esté “sanito”, que esté “feliz”, que esté “abrigado(a)”, que “aprenda” bien.
Es parte de la cultura occidental esta reacción social frente a la persona que llega al hogar, a la familia.
Queremos estar sanos y le mostramos ejemplos equivocados a los niños cuando, para pasar por alto la preparación equilibrada de un almuerzo, le ponemos a su disposición un plato de “comida” con alto contenido graso, calentado muy rápidamente, matando así los nutrientes posibles que le hayan quedado en su preparación.
El concepto de felicidad nace en la década de los sesenta en el país del norte y eso se lograba con la tenencia de solo cosas materiales, de ahí que naciera a la vez un movimiento de jóvenes que solo querían un amor libre, sin importarle las cosas materiales, que solo se practicara la paz y el amor.
Después de 20 años se dieron que aquel concepto de felicidad no dio los frutos que querían y se tuvieron que asumir una serie de conflictos sociales.
Como dice Maslow en su teoría de la motivación, la persona tiene en su primera etapa de la vida la necesidad de satisfacer el abrigo, es algo natural que se le debe entregar al recién nacido. Si no es así, los desequilibrios comienzan con este pequeño detalle a deteriorar a cualquier persona, quedando en su interioridad infinitamente marcado.
Lo anteriormente expuesto, es aprendido por el bebé o la guagua y se va formando de esta manera, con desequilibrios o equilibrios.
Las enfermedades nacen allí donde no están satisfechas las necesidades.
Las defensas normales del cuerpo humano comienzan a bajar, los glóbulos blancos bajan en su producción, apareciendo miomas, problemas en la piel, en los ojos, fosas nasales, en la boca, etc.
Si nosotros no hacemos caso a las leyes de la naturaleza, como manifiesta el Dr. Eduardo Alfonso: ley del movimiento, ley de evolución, ley del amor, ley de finalidad, ley de los ciclos, ley de armonía, ley de jerarquía, ley de herencia, ley de adaptación, etc. estamos violando nuestra propia existencia, ante una causa hay un efecto y debemos estar atentos a lo que nos dice nuestro cuerpo y la forma de vida que llevaron nuestros padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, etc.
Cuando nuestro cuerpo empieza a sentirse mal, es porque no le prestamos atención debida a los pequeños detalles que avisaron antes. El cuerpo habla, hay que escucharle.
De buenas a primera no es tan sencillo como ahora lo escribo, sin embargo, es posible con ejercicios diarios, de escucha permanente.
¡Vamos que se puede!
Su cuerpo se lo agradecerá y su descendencia.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Nuestras cosas lindas.

Muchas veces tenemos y sentimos al interior de nuestras familias, que las cosas no andan bien. Miramos que todo aquello que nos rodea parece inútil, parece que no necesitamos de aquello para superarnos, parece que todo está nublado.
Si primero nos relajamos, luego nos ponemos a mirar con detención aquello que nos rodea: cada uno de los integrantes de nuestra familia (sus bondades, sus esfuerzos, sus gestos bonitos por mi persona o hacia los otros integrantes de la familia); los objetos regalados con "cariño"; nuestras mascotas; nuestras plantas y jardines; aquellas personas que viven fuera del hogar y nos aman tanto, nos damos recién cuenta que tenemos cosas lindas que disfrutar.
¡APROVECHEMOSLAS!
Están ahí para eso y también para compartirlas.

jueves, 11 de octubre de 2007

Ver: una capacidad en constante desarrollo.

Tres frases, tres expresiones que escucho constantemente en mis visitas a los hogares:
- “¿Qué hago para ver mejor?”
- “¡Estos lentes me molestan!”
- “¡Chitas, se me pasó el microbús!”
Hay una realidad física que nos cuestiona constantemente para ver mejor, captar mejor, mirar mejor.
Hay una realidad espiritual que en varias religiones se escriben y describen las peticiones por ver mejor. Los pueblos árabes, en su Sagrada Escritura, El Corán, muestran uno de tantos ejemplos: en el sura 7 número 143 dice así: “Cuando Moisés acudió a nuestro encuentro y su Señor le hubo hablado, dijo: < ¡Señor! ¡Muéstrate a mí, que pueda mirarte!> (www.islamchile.com)
Para los cristianos, leyendo el Evangelio, dice: “¡Señor! Haz que vea” (Lucas 18,41).
Existe una realidad social, cuando nos damos el tiempo de ver el cómo está actuando la población tanto urbana como rural.
Existe una realidad poética o folklórica que describe en pocas palabras, la cualidad que envuelve nuestra visión: “El peor ciego no es el que no quiere ver, sino el que no quiere creer en lo que le cuentan los que alcanzan a ver más lejos” (Krisnamurti).
También Arley Vidal escribe: “Que allí donde yo sólo vea áridas tierras y rocas inertes, contigo descubra caminos, y donde vea sólo unos granos de trigo, contigo descubra fértiles campos”.
Normalmente le comento a mi gente, que nuestras capacidades guardadas en el cerebro son tan grandes que de buenas a primeras, cuando comenzamos a vivenciarlas, nos da taquicardia. Les animo a seguir este pequeño ejercicio para que pueda ver mejor su realidad tanto interna como externa.
Relájese a través de su respiración.
Cierre los ojos.
Manténgase así durante 30 minutos o más.
Durante este ejercicio y usando su imaginación, viaje por todo su cuerpo, todos sus rincones corporales.
Aproveche de mirar y/o revisar su vida durante el día, la última semana, el último mes o bien durante el año.
Haga hincapié en las cosas lindas que le han pasado y quédese allí unos segundos más.
Los momentos difíciles, obsérvelos por un instante corto, tómelo, envuélvalo y tírelo a un tiesto de basura.
Vuelva a abrir sus ojos y notará que su visión ha estado mejorando.
Espero que practique este ejercicio para su bien.
“La belleza de la vida está en los ojos de quien la contempla” (anónimo).

martes, 9 de octubre de 2007

¡Entrega!

Desde tiempos remotos, el ser humano ha vivido la experiencia de entregar. Primero era por necesidad física: te entrego esto y tu me das otra cosa. Se le conoce como trueque.
Luego fue por algo social: Toma nuestra hija para que la familia se sienta honrada con tu presencia (era cuando una familia esposaba a su niña mayor con alguien de la realeza del lugar o ciudad)
Después fue por un interés religioso: Nuestro hijo se lo entregamos al dios Sol para que en nuestro pueblo haya abundancia y prosperidad, que el pueblo tenga abundancia en sus cosechas.
Más adelante fue por un interés intelectual: Se desarrollaba el ocio en medio de los patios de la Acrópolis (Atenas, Grecia) donde había intercambio de ideas y pensamientos.
Todo bajo el mismo concepto: la entrega.
Para entregar algo hay que tener.
¿Qué tengo para entregar?
Interesante y muy buena pregunta para comenzar con mi vida de entrega diaria.
Según estudios de psicólogos y sociólogos, el ser humano tiene muchas, pero muchas capacidades que desarrollar. Pues bien, tienes las herramientas necesarias para responder a tal interrogante planteada anteriormente en este artículo.
Aquella persona que no sabe dar, entregar, termina haciéndose mal así misma y al que lo rodea.
La idea principal es que “hay que saber entregar”.
Ello pasa por dos etapas:
Agradecer.
2. Discernir.
Agradezcamos siempre cuando alguien nos entregue algo. Ello ocurre porque esa persona nos considera, nos tiene presente en su corazón y/o en su mente.
Con respecto al discernimiento, tenemos a su vez dos sub-etapas: es bueno lo que tengo (lo que acabo de recibir) y/o está equivocado aquello recibido, será para mí o no.

También para saber entregar se requiere la inteligencia de descubrir el lugar de cada cosa en nuestra vida. Se necesita:1) Una adecuada alimentación (de acuerdo a la edad de la persona).
2) Confianza en el poder divino.
3) Ser invitado(a) para entregar.
4) En libertad y con voluntad (obligado/a una persona no puede ejercer esta tarea de entrega).
Algunos ejercicios prácticos:
Escucha tu cuerpo antes de entregar (el cuerpo habla no tan solo por la boca, lo hace por todo su ser corpóreo).
Medita (cinco minutos) o piensa en lo escuchado en tu cuerpo.
Antes de entregar hay que discernir.
Tratamiento particular a cada cosa que recibes para que, posteriormente, tu entrega sea fluida:
- Si recibes un PENSAMIENTO o una inspiración discierne si es bueno o equivocado. Además agradece lo que recibiste e imagina que hay algo de verdad en aquello y proyéctalo visualmente, como si lo estuvieras sintiendo.
- Si recibes una PALABRA que alguien te dice, busca qué hay de cierto en aquello, busca su verdad.
- Si recibes una COSA (objeto, dinero, viaje) distingue entre el uso y el disfrute. Algo para tu uso, pregúntate ¿es para mí realmente o soy solo un elemento de paso? Algo para disfrutar, aprovéchalo para descansar. La entrega será más eficaz.
Nietzche manifestó algún día: “Quien tiene mucho que hablar ha de guardar mucho silencio”; “Quien algún día ha de engendrar el rayo ha de ser largo tiempo nube”.

¡Dar!

Todo ser humano no importando su origen, tiene mucho que dar a los demás, pues tiene muchas, pero muchas capacidades que desarrollar.
La palabra con la cual titulo este artículo, tiene varias acepciones.
En términos de salud física, DAR es un Dolor Abdominal Recurrente que ocurre frecuentemente en los niños de 5 a 10 años (Revista Chilena de Pediatría).
Siguiendo esta línea, son los niños a quienes su mundo adulto le dan feas o equivocadas experiencias que le provocan aquellos dolores molestos.
Otra acepción de la palabra DAR está relacionada con un centro de reeducación de adictos que hay en la comuna de Providencia y apuestan a que un adicto tiene cura www.hogaresdar.cl)
Daniel Carvallo, de origen boliviano, apuesta a que el DAR “es la acción mas noble y mas satisfactoria que uno puede encontrar en el camino de la vida...dar y recibir una sonrisa...dar y recibir un aplauso...dar y recibir un beso....dar y recibir un abrazo...yo estoy dispuesto a dar mi vida para DAR”.
En términos cristianos, en una carta de San Pablo a la comunidad cristiana de Roma, les escribe que “es el tiempo de la gracia, del DAR y darse de Dios” (Rom. 5,7).
Es muy interesante vivir este verbo, esta acción, esta gran posibilidad de seguir creciendo, pues dando una persona crece en interioridad, en intelectualidad, en espiritualidad, en cariño, en amor, etc.
Voy terminando este artículo con un proverbio que capturé en mi viaje a China el verano de 2006 (enero y febrero). Dice así: “Queda siempre un poco de perfume en las manos de quien ofrece rosas”.
Vamos a DAR para llenarnos de ricos aromas.
Fraternalmente.